Hace más de un mes que cumplo con la premisa de compartir algo todos los días. Unos posts son mejores que otros, más planeados, más profundos o mejores escritos… pero la idea es superar (o aprender a lidiar) con la perfección.
Algunos pensamientos acerca de estos 40 días de escribir todos los días:
* Estos primeros 40 días fueron hechos en absoluta oscuridad. Encontrarme frente a la “hoja en blanco” es un gran desafío y me emociona enfrentarlo, todos los días, y convertirlo en hábito aunque nadie me lea todavía. Sobre todo porque nadie me lee. Lo estuve haciendo para mí sola y vi cómo pasó de ser un esqueleto a algo con cuerpo, músculo, piel, órganos. Con un ritmo “lento” pero seguro.
Disfruté mucho de este período de incubación alejada —tanto que casi no quiero abrirle la puerta a los demás—, que además me confirmó que haría esto para mí sola. Eso quería averiguar. Quería estar absolutamente segura de hacer algo con lo que me sintiera cómoda, que naciera de mí al 100% y que no estuviera contaminado de ninguna búsqueda de likes o aprobación externa.
* Cultivar el hábito de darme el tiempo y espacio para escribir en público. Dicen que para adquirir un nuevo hábito hay que hacerlo durante mínimo 21 días seguidos. Ese es el tiempo que le toma al cerebro reprogramarse. Ya voy casi el doble. ¡Más vale que después 365 se convierta en hábito!
* Otro hábito que estoy adquiriendo es familiarizarme y lidiar con la Resistencia. No solo es de escribir. Este proyecto erosiona al menos un milímetro de la Resistencia, de mis miedos, con cada post que publico.
Ayer eran las 8 de la noche y miré 5 capítulos seguidos de Stranger Things. Cada capítulo que empezaba era otra excusa para posponer lo inevitable. Eran más grandes las ganas de no tener que sentarme a cumplir mi objetivo que el de ver la serie. Para cuando prendí la compu era la 1 AM y casi no podía abrir los ojos. Pero me senté y escribí. No fue algo esepctacular, pero al menos fue algo. Ese era el trato.
* No se me pasó un día. Y hay días donde simplemente fluye: me siento frente a la pantalla blanca en la oscuridad de la tarde invernal y se siente tan bien, transformador. Más de una vez, el Tano se fue a un aperitivo al que no fui porque tenía que escribir. Me quedé en casa, tipeando, olvidándome de comer. Si me olvido de comer, entonces es que realmente estoy metida.
* Para los días en los que no fluye, en cambio, es útil anotar ideas que funcionen como backup.
* Es muy lindo ver como algo chiquito de cada día suma un conjunto que refleja lo que quería construir cuando me propuse este desafío. No hace falta que un post lo sea todo, si no que sean las partes las que hacen al todo. En el camino también aceptaré que hay días donde me da toda la paja y que lo que escribo no está a la altura, pero ese es también un ejercicio de “soltar”. Es un blog, no es La Divina Comedia.
* Ese “todo” tiene que ver con la creación de un ambiente, similar al de mi mundo interior. No estoy haciendo otra cosa que compartir mi forma de ver las cosas, que es lo que me parece más importante. Cómo siento, cómo pienso, cómo experimento al mundo. Si es una forma de ver útil, optimista, esperanzadora, curiosa, bella y agradecida, entonces es el mejor instrumento que se puede dar.
* Me siento FELIZ. Perdí la cuenta de cuántas veces se lo dije al Tano.
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