Con mis compañeras de piso decidimos pegar algo en la pared cada día —algún dibujo, collage, texto, borrador, mensaje, lo que sea.
Sin presión. Solo explorar. (La creatividad me protege.)
Nuestra casa se convirtió de un día a otro en un estudio de arte.
Y después las plantas… ¿Soy la única que se queda mirando estos hijos de la naturaleza fascinada?
Es que ahora que tengo tiempo me animo a mirar más. Y wow, cada planta es un mundo.
Vivo acá hace un año y recién hoy me di cuenta de que tenemos tres plantas de áloe vera en casa. No una, no dos—TRES.
Frenar y mirar.
Frenar y mirar.
Estoy descubriendo un universo cada vez más grande dentro de mi propio hábitat.
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