El 1er paso en la recuperación de Alcóholicos Anónimos es reconocer que tenés un problema.
El último paso —el número 12— es ayudar a otros, compartir lo que aprendiste y cómo lo lograste.
No se puede saltar del primer paso al 12. En los pasos 2 al 11 es donde está el trabajo y la transformación.
Pero qué ganas, ¿no? Qué tentación, creer que con solo dar el primer paso, el trabajo está hecho. Esto es una ilusión y algo que, según Lewis Hyde en su libro The Gift, pasa tan seguido que en AA existe un nombre para los que lo intentan: los “two-steppers”. Los que quieren —por ansiedad, por cualquier cosa— eliminar los 10 pasos del medio.
No se puede ayudar si el cuerpo entero no tuvo tiempo de absorber el mensaje. Tal vez lleve meses, años o toda una vida.
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I am still in passage.
Estoy aprendiendo, primero con la cabeza, después con los intestinos.
Estoy desaprendiendo también y creo que es más difícil. Estoy tratando de vaciarme de imágenes ajenas y aprendiendo a confiar en las mías. Quiero llenarme de ellas.
Es lento. Tal vez esto también lleve meses, años o toda una vida, pero sé que estoy en algún lugar entre el paso 2 y el paso 11. Intento apurarme a veces, repetir los mensajes que escuché con la mente pero que todavía no pasaron por el resto de mí.
Un amigo hace tiempo me preguntó:
¿Cómo hago para hacer lo que amo, cuando sé que me voy a morir de hambre?
Lo que le dijé a él me lo digo a mí misma:
En primer lugar, no sabés si te vas a morir de hambre. Pero ante esa posibilidad, ¿querés seguir igual? ¿Estás dispuesto a aceptar el riesgo de que las cosas no salgan?
En segundo lugar, aprendé a ser paciente. Nuestro mundo venera lo inmediato y ahí están el peligro y la ventaja. Mientras los demás se preocupan por los próximos 10 meses, vos enfocate en los próximos 10 años. Mové tus ojos hacia más allá, al otro lado de la niebla. No vas a encontrar el paso 12, pero vas a poder ver el próximo.
Tenemos tiempo. Pero tenemos, más que nada, trabajo por hacer.
Nuestro castigo como seres humanos es olvidarnos de lo que ya sabemos. Tenemos que reaprenderlo una y otra vez. Reaprender, por ejemplo, que lo que vale la pena, lleva tiempo y lleva esfuerzo.
Si hay algo que aprendí este año es a ser más paciente con mis proyectos. Esta forma de pensar me liberó de la presión y de la ansiedad (ja, ¡la mayoría del tiempo!) de querer que las cosas lleguen ya. Hay cosas que necesitan estar en remojo durante el tiempo suficiente. Agrandar este marco de tiempo, de acá a una década, dos, me dejó respirar, mirar alrededor con calma y accionar, en vez de andar paralizada por la ansiedad de querer hacer algo inmenso, trascendental e histórico ya mismo. Me dio la oportunidad de pensar en chiquito, día tras día, para poder pensar en grande.
El video The Gap de Ira Glass también me ayudó de forma inmensa:
Quienes quieren hacer algo creativo, dice, muchas veces se frustran con sus primeros intentos. El problema es que, durante los primeros años, hay una brecha: un espacio entre su criterio artístico (que es impecable) y sus capacidades (que están sin entrenar). Lo que producen en esta etapa no está a la altura y lo saben.
Así que muchos renuncian. No saben que se puede superar la brecha,
Su criterio estético es la causa de su frustración, pero es también la misma que guía al que persevera y que con mucha práctica refina sus capacidades. Con tiempo —atravesando los pasos 2 al 11— lo que produce está a la altura de sus ambiciones.
Yo también soy humana y sufro esta condena del olvido. Ya aprendí esto. Pero lo vuelvo a reaprender una y otra vez…
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