Muchas veces nos guardamos las buenas ideas para un futuro. Las tenemos bien a salvo. En algún momento serán útiles—aunque no sepamos con precision cuándo ni dónde.
El Gran Futuro. Mandamos tantos planes a morir a ese Gran Futuro…
¿Y si esa forma de pensar —cautelosa, ahorrativa, obsesionada con lo que viene— nos perjudicara?
“No guardes lo que parece bueno para otro momento…” dijo Annie Dillard en The Writing Life. Hablaba de la escritura, pero el consejo es útil en otros ámbitos:
“Regalalo, regalalo todo, regalalo ya. El impulso de guardar algo bueno para un lugar mejor después es una señal para que lo gastes ahora. Algo más aparecerá para después, algo mejor… El impulso de guardarte para vos lo que has aprendido no es solo vergonzoso, es destructivo. Todo lo que no das libre y abundantemente se te pierde. Abrís tu caja de seguridad y encontrás solo cenizas”.
Decile que te gusta.
Mandale ese mensaje.
Apretá “Publicar”.
Abrazala.
¡Invitalo a salir!
¡Anotate a la clase!
Confesale que te lastimó.
Dale ese regalo.
Hacé esa llamada.
La cantidad de papelones que he cometido gracias a esta forma de pensar son incontables. Segundos y minutos donde sufrí vergüenza, nervios, miedo… pero que me saqué de encima y donde me sentí viva.
No te guardes nada. No tenemos a dónde llevarlo después.
A donde vamos, no hay lugar para cargar con nada más.
Dalo todo.
Loreta says
Me encantó…. eso es aprender a ser libre…sin 🎒
Sharon Borgstrom says
Without any baggage. Te quierooooooo!