Costó, pero pudimos. Parece que en Bagán nos tenemos que despertar siempre antes del amanecer. Alquilamos una motito eléctrica y fuimos en la oscuridad de la madrugada por senderos de arena en busca de alguno de los 4000 templos que hay en Bagan al que pudiéramos subirnos y ver el amanecer.
En el camino nos interceptó un birmano que nos condujo hasta uno. (No todos los templos están habilitados para subir.) Nos descalzamos y entramos. Imposible describir lo oscuro que estaba ahí adentro. Subimos por unas escaleras de piedra minúsculas, casi túneles, solo que iban hacia arriba, hasta llegar al segundo piso y a esto:
Antes de que saliera el sol… miren lo que es esa luna ahí arriba.
Sale el sol de a poco.
Y los que viajan en globo terráqueo se pierden el espectáculo que es verlos flotando sobre todos esos templos…
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