Si alguien te dice que tiene la receta mágica para solucionarte la vida, no le creas.
Tienes todo lo que necesitas.
Lo único que necesitas es confiar en que ya lo tienes (!).
Cuánto tiempo busqué las respuestas afuera, convencida de que otrxs podían dármelas. Decirme cómo seguir, qué pasos tomar, cuál era la mejor fórmula para materializar las cosas que quería para mí y mi vida. (Sigo aprendiendo!).
Es agotador.
Mirar tanto hacia afuera es AGOTADOR — ¿y lo peor? Le saca todo el entusiasmo! Lo hace aburrido! Y además… no sirve!
El camino es tuyo.
Lo diseñas vos. Tú lo construyes. Vos lo pones a prueba. Tú lo intuyes. Tú lo caminas. Tú lo corriges. Y lo haces en el mismo caminar—en la acción—en el hacer. Es el recorrido mismo el que te enseña, en donde descubres lo que te gusta y lo que no, lo que funciona y lo que no.
¿Cómo seguimos, entonces?
Así:
Confiando y confiando y no teniendo idea y probando y confiando y experimentando y equivocándote y probando y animándote y dando 2 pasos adelante 3 al costado 7 para atrás y 10 en diagonal—
—sabiendo que todo forma parte de tu aprendizaje, de tu fórmula, de tu receta para esta única, hermosa, extraordinaria vida que estás construyendo.
Eso es todo.
Deja un comentario